BAJO FUEGO; RUBEN CAPRIA
Los que dicen que soy pecho frío no entienden nada
Asume que cometió errores en su carrera, pero cree que no fueron graves. Y le dura la rabia por no haber tenido una oportunidad en la Selección.
ENRIQUE GASTAÑAGA. Mar del Plata. Enviado especial. Mago, tenés colgado el cartel de pecho frío. ¿Lo sabés?-Sí, ya escuché varias veces esa estupidez.-¿Te molesta mucho, poco o nada?-Me molesta, simplemente. Se dice en un tono medio feo, agresivo. Yo cuento hasta diez, trato de no responder para no caer tan bajo. Pero siempre hay algún tarado que habla alguna estupidez y no podés estar contestando todos los días.-¿Estás apuntado como pecho frío porque no te afirmaste como un gran jugador?-Mirá, los que me dicen pecho frío no entienden nada. Y no quiero parecer soberbio. Lo que pasa es que acá, en este país, se habla con una gran facilidad, habla cualquiera. Pecho frío es aquel que no es sensible, que le da lo mismo perder que ganar, que no agarra la pelota cuando la cosa viene jodida, que se borra. Y yo no soy así.-¿Puede haber otra razón?-Supongo que también me dirán así porque no pego patadas. Eso generalmente nos pasa a todos los que somos volantes ofensivos. Creo que debe venir por ese lado. Pero no comprenden que hay distintas funciones: yo no pego, no me tiro al piso, pero a mí me pegan y me la tengo que bancar. Me levanto, sigo y la vuelvo a pedir.-Tenés grandes condiciones técnicas. Siempre amagaste, pero no concretaste. ¿Por qué?-No se hace fácil tener un lugar en el fútbol cuando uno no tiene continuidad. Yo, cuando llegué a Chacarita, venía de medio año inactivo. Además, tuve lesiones insólitas en el último paso por Racing: una tendinitis, primero, y después, cuando volví contra River en ese partido que les ganamos 3 a 2, me fracturé un dedo por un pisotón. Me preguntaba: ¿cómo me pasan todas estas cosas juntas?-Pero, más allá de las lesiones, nunca despegaste.-A veces no ligás.-¿Y vos no te equivocaste en nada? Pasaron cinco años de aquel partido perfecto que jugaste contra el Boca de Maradona, cuando Racing ganó 6 a 4 en la Bombonera con tres goles tuyos. Es mucho tiempo.-Ves, ese partido que todo jugador sueña a la vez me comprometió, porque se creía que iba a estar siempre en ese nivel. Y el fútbol no es así: mantener ese rendimiento es imposible.-¿Te presionó haber jugado tan bien ese día?-No es que yo me diera cuenta de que estaba presionado, pero sí era algo inconsciente que me terminaba jugando en contra. Después del 6 a 4 y de ese gran campeonato que jugué, me embalé como loco entrenándome a morir para mantener ese nivel. Y no lo conseguí. Pero no me quejo de la carrera que he hecho. En el último torneo anduve muy bien. De todas maneras, asumo que cometí errores en mi carrera, pero no graves.-¿Por ejemplo?-Ser obsesivo, autopresionarme, no liberarme para jugar. Porque esto de última es un juego. Me cargaba de demasiadas responsabilidades. Quería hacer todo bien para estar cada vez mejor, y eso al final me complicaba. Otra cosa te cuento: hubo un momento en que llamaba todos los días a un profe amigo para ver qué me recomendaba comer. Estaba pasado de vueltas por las ganas de hacer las cosas diez puntos, ¿entendés? Me faltaba equilibrio.-Vos no llegaste al fútbol desde una casa con carencias económicas. ¿Te faltó hambre para llegar mucho más lejos como jugador?-Siempre tomé el fútbol con mucho profesionalismo. Y nunca me faltó hambre de conseguir cosas en mi profesión. Pero a veces no todo depende de uno. Por ejemplo, lo de la Selección. En un momento, durante 1995, yo sentía que merecía estar en la Selección y pienso que debería haber estado. Sin embargo, Passarella no me llamó.-¿Le guardás rencor a Passarella?-No sé si rencor, pero tengo que admitir que cada vez que me acuerdo me da mucha rabia porque hubiera cumplido el sueño. Un partido merecía... Después, si andaba mal, me podían mandar a mi casa. Pero no tuve la oportunidad.-¿Podrías estar en este momento en la Selección?-Sí. Eso uno debe demostrarlo, pero no creo que haya jugadores muy superiores a mí.-En tu posición están Gallardo, Riquelme, Verón, Aimar.-Sí, pero yo me tengo una fe ciega para pelear el puesto. Estoy maduro, tranquilo, entero físicamente. Si una me sale mal, no me caliento tanto como antes. Entendí que perder una pelota no es terrible.-No te queda mucho tiempo para jugar en la Selección. Ya tenés 30 años.-(Larga una sonrisa). Poneme menos, eh. Ya estoy doblando el codo. Pero no, en serio, por la edad el momento de llegar a la Selección es ahora o nunca.-¿Te va bien el apodo Mago a pesar de tus baches?-Te aclaro algo: Mago me puso un amigo antes de llegar a Primera. Me decía Magú todo el tiempo y derivó en Mago. No sé cómo me queda. Hay partidos en que queda para el culo, en otros queda bien.-¿Te presionó en algún momento ese apodo?-No. Pero sí me obliga un poco a jugar bien, aunque eso me gusta.-Ya no estás tan marcado como jugador que se pone el casete en cada nota, que no se compromete. Ahora te jugás un poco más.-Sí, en ese aspecto mi peor momento fue cuando estuve en la tele, en el Equipo de Primera. Tenía 25, 26 años. Estaba muy verde. Y como no tenía idea de muchos temas, para no decir giladas, me callaba. Estábamos en la misma con el Turu Flores. Por eso nos fuimos apenas terminó el primer ciclo. Ya nos tomaban para la joda, ¿te acordás, no? Ahora digo lo que pienso. Creo que asumir públicamente errores es valorable, más en este ambiente de tanta sanata en que cuesta decir me equivoqué.
jueves, 20 de septiembre de 2007
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